Los colores de mi mente
Los poemas de Paula celebran no solo sus veintiocho años —veintiocho retornos solares, veintiocho inviernos, veintiocho velas en un pastel— sino también meses de procesar sus emociones en terapia. Son textos nacidos de un descubrimiento personal, son el resultado de intentar ser más emocional que racional, son fragmentos de su mente ahora en papel.
El poemario está conformado por cinco partes. Cinco colores que abarcan sentimientos, memorias y sentidos. Rosa para lo que dice el cerebro, rojo para lo que dicta el corazón, amarillo para el oído (porque a veces nuestro lenguaje de amor es escuchar una canción), verde para los aromas y las memorias que despiertan (porque una emoción puede desprenderse hasta del aroma de unos hot cakes por la mañana), y azul para la forma en que procesamos lo que sentimos a través de lo que vemos.
Estos poemas son una perspectiva de sus emociones pero también de las de cualquier ser humano que haya pasado por un encuentro consigo mismo, ¿y quién no ha sido esa persona?
Dice Paula que somos polvo de estrellas retumbando en el espacio. Pero somos también seres contenidos en las esquinas de nuestra mente y palabras de colores contenidas en las páginas de un poemario.