Humanidades fragmentadas
La misoginia, la cosificación del cuerpo –no digamos solamente el femenino–, la pauta del patriarcado, la verticalidad, la manipulación, la introyección y sistematización de la violencia no son privativas de la religión católica. Me atrevo a decir que hay un raigambre en la cultura mediterránea –si se me permite el hiperónimo– donde incluiría a la tradición judeocristiana.
A decir de Mónica Hernández, la trata de personas no sólo está implicada con el abuso sexual y con el abuso sexual infantil; está relacionada con la explotación laboral –la nueva esclavitud, como la conceptualizan algunos, tema que también problematiza la autora–, la pornografía y el tráfico de órganos.
Horacio Saavedra