Xtaspitatkán laktsu spun | El retorno de las aves
Manuel Espinosa Sainos tiene la sabiduría milenaria de sus antepasados. Sus palabras nos enseñan a agradecer los tesoros que nos brinda la naturaleza. Su obra es la de un árbol florido, la ofrenda de quien sabe honrar a la madre tierra, al agua y al maíz; obedece a la tradición, a los usos y costumbres, la jícara y el teponaxtle. […] En sus versos, el gran poeta rescata a la Tierra, la reivindica y a nosotros nos pone en el lugar que nos corresponde.
Manuel ha sabido, con sus letras, rendirle homenaje a la cultura Totonaca que abarca 26 municipios de Puebla y 14 de Veracruz, un vasto territorio en el que aún se le rinde culto al Sol, donde la Diosa del Maíz cuida las cosechas y el Dios del Trueno tiene como servidores a quienes están dispuestos a dar la vida y a morir ahogados. Manuel ganó el Premio Nacional del Cuento Totonaco en 1993 y el Premio Estatal para Creadores Tlaltekatzin en 2000 y el Instituto Poblano de la Juventud reconoció su notable trayectoria en 2003.
En sus versos está la humildad y la gratitud que los ambiciosos no suelen reconocer en los demás y mucho menos practicar en su vida diaria. Carlos Pellicer habría leído con gusto y admiración este libro generoso y fluido. También López Velarde, también Rosario Castellanos. […] Manuel nos presenta la justa dimensión de la vida, el lugar que cada uno ocupamos en el universo y lo que cada quien puede lograr si su corazón es limpio y su cabeza se mantiene limpia de polvo y paja.
Elena Poniatowska