(de)generación de cristal
Qué necesidad la de escribir sobre corrección e incorrección política en un mundo infectado —para bien o para mal— tanto por la cultura de la cancelación como por la apología a esa utopía moderna que permite escupir cualquier infamia en nombre de la libertad de expresión. Pero muchos afiliados al afilado clan de los inquisidores de vanguardia se quedarán con las ganas de esgrimir sus antorchas posverdad y aventarme en la cara sus martinís cargados de prejuicios, porque este conjunto de ensayos puede tirar para cualquier lado y en teoría, nadie debería ofenderse —aunque eso sería imposible porque hoy la gente suele sentirse vulnerada hasta porque les sobrevuele una mosca y no se digne a posarse en sus caras (e incluso si pudieran, demandarían al díptero por discriminarlos)—. Mediante datos, pequeñas crónicas, anécdotas, notas, entrevistas casuales y ejemplos extraídos tanto de las cloacas como de los aparadores fachos (y no fachos) de la cultura pop de ayer y hoy, este volumen ap(u)esta por (des)encontrar definiciones, registrar y analizar —tan frivola como concienzudamente— este fenómeno que no excluye izquierdas ni derechas y que —invariablemente— provoca esa confrontación, a veces pálida y a veces exacerbada, que tiene lugar en algún lugar situado en el socavón provocado por la brecha en la que la llamada generación de cristal, trata de hacerse comprender frente a una dinastía de cemento que suele quedarse confortablemente petrificada según su conveniencia o el plan del fin de semana lo amerite. El punk (el de siempre, no “el nuevo”), la televisión (y el streaming), el feminismo (y muchos ismos), los perrijos (y sus papás), la comedia (y el drama), el internet (no podía faltar), la religión (y algo de política también), la mexicanidad (y otros mitos), las series de televisión (y las caricaturas) y las subculturas (y la incultura), pasan lista en (de) generación de cristal.