Conversación desnuda
Desasosiegos, mares y peces, sillas; palabras sobrevivientes del hombre simple que “desciende
peldaño a peldaño/ al interior de su muerte” o encuentra un “furioso/ resplandor de cristales
interiores”. Revelaciones que se suceden y suceden en quien lea estos versos, escuche su voz,
recorra ese mundo desnudo de toda normalidad, verdadero. Por ello, la obra poética de Gallegos,
resplandece; sus criaturas son obra de la milagrosa sensibilidad poética que se nutre, ya lo decía,
de un mundo aparte; casi una ensoñación del verbo. O, digámoslo mejor: en la videncia de un
orden novedoso y su evidencia ¿qué ven los ojos de la poeta? “el temblor de los rostros/ al
fundirse en la niebla”. Porque en esta poesía todo respira, germina y se suspende en su agonía, el
lector es testigo de una poeta que más que escribir, alumbra un mundo