Breve estudio sobre la materialidad
y los delitos por simulación
Un país sin rumbo, un país, que, a pesar de tener una burocracia muy grande, a todos los niveles, experimentaba un crecimiento, un avance con anteriores administraciones, que, si bien es cierto que no veían por los intereses de Estado, sino intereses personales que saqueaban las arcas de la nación, de una u otra forma permitían avanzar a la iniciativa privada.
Hoy día nos encontramos con un presidente que lo único que busca es que se haga su voluntad y que no escucha razones, con un equipo que en realidad es deficiente en todos los sentidos: en conocimientos, en ganas de hacer las cosas, en velar por los intereses de una nación, en realizar las cosas en beneficio de las comunidades.
Un secretario de Hacienda improvisado, sin conocimientos en materia económica y financiera; un jefe del SAT que, si conoce la materia fiscal, es porque le dicen que existe, así como personal en las oficinas hacendarias y tributarias que tienen una inconformidad visible a simple luz, y que lo único que pretenden es brincar a otros trabajos porque no ven un beneficio ni a corto ni a largo plazo.
Un Congreso de la Unión que desgraciadamente está conformado por gente que no tiene ni la más mínima idea de que existe un país que los mantiene y que sólo busca que se aprueben las disposiciones que algunos funcionarios les indican porque es lo más conveniente para ellos, no para el país como tal, y que con eso obtendrán un control total de la situación.
Un país en retroceso, que si tenía un avance que habíamos logrado millones de mexicanos, se viene abajo por la ignorancia de esta administración, pero que no vamos a dejar que se hunda, a costa de trabajar y avanzar, a pesar de las expectativas que se observan, eso sí, luchando contra la inseguridad y contra los gobernantes.
Esta historia pinta como la del “coyote y el correcaminos”, en la cual el primero siempre buscó atrapar al segundo, sin importarle gastar lo que fuera con tal de lograr su propósito, con una intención negativa y funesta. Observamos en la administración peñista, que sus intenciones fueron a nivel hacendario una pesquisa, la cual resultó al revés, situación que se vislumbra a todas luces volverá a ocurrir.