Soledades en silencio
Después de recorrer los senderos, el pararnos en la orilla
del mundo y mirar hacia el fondo en donde la oquedad
reboza, nos acerca a la comprensión de la fragilidad de la
existencia y a la inevitable danza con la muerte. Entonces
nos queda el susurro, la voz ida, la ausencia de sonido como
un eco profundo que nos atraviesa completos y nos separa de
golpe en dos tajos de oscuridad.
En medio de la penumbra surge, como una luz palpi
tante, el poema. El sentido de la sombra. Celebración de
la vida y recordatorio del final.
Esta obra es un canto a lo efímero. Pero también es un
refugio de pausas y belleza. Crujido de hojas amarillas, calle,
viento, arena, remolino. Espiral.