No tuve que patear a nadie
Andrea casi siempre está de malas, pues su abuela actúa raro, sus hermanas mayores andan en sus propios mundos, sus papás discuten seguido y en la escuela es buleada, incluso por su ex mejor amiga. Un día, queda a cargo del periódico escolar y decide poner su talento con la
palabra al servicio de la creatividad. Nadie sospecha que pronto las bullies estarán en aprietos...
Una historia sobre el poder de la escritura frente a la incertidumbre y las dificultades familiares durante la adolescencia.