Acuérdate de aquellas noches
Marina es una mujer universitaria muy insegura, con pocos amigos, alcohólica e incapaz de relacionarse sexualmente de forma positiva. En 2017, Marina hace una denuncia por violación, pero su caso no procede; las autoridades la tratan mal durante el proceso de denuncia y algunos testigos (una amiga cercana) dicen haberla visto tomar alcohol, lo que contradice sus declaraciones. Esta declaración la lleva a sus recuerdos de 1990, a Marina de cinco años, cuando llega con su madre Dafne y su nuevo papá (a quien llama El vampiro) a vivir a la casa de los espejos. En esa casa llena de espejos hasta en el techo vive Toña, la señora que se encarga del aseo y Lucas, un niño un par de años mayor que Marina, hijo del Vampiro. Las reglas de la casa de los espejos son muy claras: hay que estar delgados, casi no comer, nada de grasa ni azúcar y también hay que ser muy limpios. El Vampiro lo es, usa cremas y tintes, pues otra regla es no envejecer, y en el caso de los niños, no perder esa apariencia. El nuevo papá de Marina toma mucho vino por las noches y también por las noches la visita en su habitación para hacer “el juego”.