Cien Años Después
Cien años después, mis ojos son testigos de lo impensable:
"El hombre dejó de conquistar tierras para conquistar su propia mente", siendo esta la desición mas sabia, valiente e inconmesurable que nuestra especie ha tomado en toda su increíble existencia.
Comenzó a transpirar conciencia, aniquiló su sombra, derribó ese muro que lo ataba y que encajonaba sus justos ideales. Demolió con sus puños la barrera de la superficialidad, dirigiendo su mirada a su interior, a lo que no se puede tocar pero se puede ver cuando diluyes en tus pupilas la materia de los prejuicios dejando entrar la razón y la verdad.