Reseña

El autor chileno azuza una respuesta frontal. Imposible permanecer incólume ante su trabajo. Tiene un peso definitivo y pide ser decodificado, mientras refiere lo mismo al cine de Akira Kurosawa, al vate Homero, a Pedro Páramo, a Trump, a la Divina Comedia y la Segunda Guerra Mundial. Esos discursos (escritos o no) concentran formas de la atrocidad humana y, acaso, de su posible redención.
Las Cartas desde Pavía de este Material de Lectura, fueron construidas con rigor. Enfatizo construidas porque el escritor es ingeniero, oficio cuya etimología incorpora “genio”, es decir, habilidad, talento y fuerza creativa. Son rasgos notables en su quehacer, mientras la pericia para erigir puentes sabe de ritmo. De estructura. Estos versos también revelan un soporte invisible. Determinante. Que reverbera de significación. Por ejemplo, aparecen el mar y las playas de Chile, pero no son referencia naturalista. En cambio, aluden a Homero y a los desaparecidos por los regímenes latinoamericanos, para quienes el paisaje fue única mortaja. Y apuntan asimismo a los migrantes actuales, entre ellos el niño de Kurdi, ahogado en 2015, que apareció en la costa turca. Es magistral el empalme dinámico de registros. Va del mito griego a Dante, a Shakespeare, de ahí alos siglos XX y XXI.