Monseñor Felipe Aguirre Franco
Buen pastor de brazos abiertos
Felipe Aguirre Franco, de cuna alteña jalisciense, trae consigo un sello
no sólo genético desde su mismo natalicio el 4 de febrero de 1934 en el
seno de una Familia muy cristiana, sino también moldeado y enriquecido
a través de una completa educación primaria de aquellos lugares y tiempos;
una sólida formación en el Seminario Diocesano de Guadalajara,
que le hizo atender el llamado de Dios con fidelidad convencida; que
le imprimió el carácter sacramental del presbiterado a partir del 22 de
marzo de 1958, y que le hizo merecedor de la Plenitud Sacerdotal desde
el 25 de abril de 1974.
Se trata de una trayectoria muy ajena a ostentarse como modelo escalafonario
o de competencias al interior de una Institución que, como la
Iglesia (Una, Santa, Católica y Apostólica), lamentablemente consigna
también a oportunistas y aspiracionistas. Muy lejos de tales pretensiones,
y más bien atendiendo el derrotero y guía que va marcando el Espíritu
Santo, el camino y andadura de don Felipe invariablemente ha sido el
de un Sacerdote de tiempo completo y según el Corazón de Cristo, como
también de un Pastor solícito para ofrecer pasto y abrevadero a todas las
ovejas sin distinción, en cualquier ocasión y destino.