La magia del palo rey
Olmo mexicano, sierra de Atoyac
Canto y escritura
(La magia del palo rey, de Wilivaldo Rojas Arellano)
Cuando nos decidimos a escribir, sin duda, nosotros mismos somos nuestro primer lector, pero una vez teniendo en nuestra pluma la claridad de lo que queremos decir; está ya inminente la imperiosa necesidad de comunicarnos con los demás. Escribir es entonces, un acto social, una manera primordial de establecer vínculos con los otros , “los innumerables ustedes” de los que nos habló en algún poema el escritor José Emilio Pacheco.
Lo importante es enfatizar que siempre hay una serie de escuchas que serán nuestros interlocutores, esto es, que establecemos no sólo la necesidad de dejar un testimonio; de dejar memoria y vida plasmada, sino perpetuar en el tiempo y en el espacio una larga y fructífera conversación, de ahí que escritores modernos como Mariano Syman, nos diga que la clave de todo está en “la conversación”; así de la misma manera como lo hace nuestro autor Wilivaldo Rojas Arellano, quien establece en sus libros, transgrediendo los géneros y sus estilos, para brindarnos, por encima de todo proceder, una gran conversación y una vez logrando que ese propósito se establezca, nos permite hacer de su escritura una posible reflexión; nos lleva de la mano a experimentar sus propios descubrimientos, conocimientos y “saberes” a un camino empedrado de aventuras y vivencias, de las cuales estos libros inéditos, no por no ser públicos, sino por ser originales y auténticos, son al final del día una especie de “ayudamemoria”, como lo diría el poeta coahuilense, Raymundo Ramos, quien agrega que: “Mientras observamos al mundo, vamos haciendo una huella que nos permita volver a ver, con los ojos de la memoria, el rostro histórico de nuestro propio ser”.
La memoria es esta forma de darle sentido y coherencia a nuestra vida, a nuestro entorno y como lo hacen los grandes poetas, por eso reconocemos al enorme escritor Walt Whitman, quien en su “Canto de mí mismo” nos recuerda esta precisión entre el recuerdo y la palabra que lo expresa, entre lo que veo y siento y su posibilidad de transmitirlo:
“Me celebro a mí mismo y me canto a mí mismo //… A la naturaleza sin freno// le hablo con alegría originaria //… El sonido de las palabras emanadas de mi voz// El olor de las hojas verdes// y de las hojas secas…”
Celebro con estos versos un nuevo libro del guerrerense de la sierra, Wylli Rojas, quien recoge la “Magia del palo rey: el olmo mexicano” y nos recrea todo su entorno natural y social; legendario y poético de un espacio que le ha dado vida a sus ancestros y le ha permitido abrir su tierra a las nuevas generaciones. Finalmente, este autor nos reafirma esta idea tan cierta que hablar con los demás es la manera más natural de aprender a hablar con uno mismo. Somos, memoria, palabra y vida, mientras escuchemos a la naturaleza, sin duda, ella nos escucha también entre las formas del agua, del viento, de las aves y los enormes árboles que mueren de pie, por eso a la naturaleza no se le habla, se le canta: canto y escritura, un mismo trazo de luz en el horizonte.
Frida Varinia