Quehaceres y desasosiegos
Bibiana Camacho conoce lo que es una galería nocturna, y aquí teje con audacia una telaraña exquisita de ficciones donde lo cotidiano revela su núcleo más siniestro. Con la precisión escalofriante de Shirley Jackson y la ironía ácida de Muriel Spark, ilumina los abismos del horror doméstico: niñas embarazadas atrapadas en una secta que congela el tiempo; un simio
de obsidiana que hostiga a generaciones de mujeres en la misma familia, y madres perplejas que paren a sus propios fantasmas.
Hay aquí ecos de Guadalupe Dueñas en la crueldad serena de un día común; de Flannery O’Connor en la grotesca redención de sus personajes, y de Silvina Ocampo en su juego perverso con los senderos del destino. Como Inés Arredondo, Camacho expone la podredumbre bajo lo familiar y como Amparo Dávila, sus sombras sonrientes las habitan criaturas inquietantes: una niña que se transforma en gato, un electricista espectral, y mujeres atrapadas en espejos que devuelven reflejos que no son suyos.