La sapiencia del cine mexicano
Vigésima entrega del célebre Abecedario del Cine Mexicano, precedida de La aventura /
búsqueda / condición / disolvencia / eficacia / fugacidad / grandeza / herética / ilusión /
justeza / khátarsis / lucidez / madurez / novedad / ñerez / orgánica / potencia / querencia /
resiliencia del cine mexicano, presenta material inédito de la investigación en curso del
crítico cinematográfico con mayor trayectoria en nuestro país, que en 2025 cumple 60 años
como profesor universitario.
El uso creativo y expresivo del lenguaje es uno de los acentos peculiares de la prosa
inconfundible con la que Ayala Blanco va tejiendo meticulosamente el panorama del cine
mexicano, a través del análisis, película por película, de poco más de un centenar de obras
producidas entre 2018 y 2022.
Como en los anteriores volúmenes de la serie, los textos se configuran en torno al hilo
conductor que da el concepto del título de cada libro, y los apartados organizan el material
de acuerdo con la índole de sus realizadores: veteranos —cineastas con al menos tres
largometrajes—, realizadores de segunda obra, los de ópera prima, documentalistas,
cortometrajistas —estas dos últimas categorías con un notable incremento de
producciones— y mujeres cineastas. Las fuentes de estudio son siempre directas, las
películas mismas, que son desmontadas y distinguidas con el amplio bagaje cultural del
autor, quien relaciona interdisciplinariamente áreas como la sociología, la antropología, la
filosofía, la literatura y la comunicación, así como las propias de la historia del cine.
La sapiencia del cine mexicano se suma a sus antecesoras para dar cuenta del fenómeno
fílmico nacional, escudriñando sistemática y rigurosamente la producción actual. Con este
título se cierra el cuarto volumen de un cine marcado por la pandemia, aún «cuando lo peor
parece haber quedado atrás»; vemos un cine, acaso necesario, «aún como surtidor por
excelencia de narrativas» en las que encontramos «aquella sapiencia que proviene, según
la sabiduría popular, de haber conocido demasiado o haber sufrido lo suficiente».
- Rodolfo Peláez