Tres libros para curar el alma
La poesía de Samuel Guardia
Prefacio
Sabía del valor de cada carta,
lo compartió conmigo,
viví con él su contenido y me maravillé
hasta las lágrimas:
¡Cuánto amor!
Hernán Méndez
El sofá de nube
El dolor es intenso y la razón se perturba con la enfermedad. He terminado de recolectar mis emociones y me dispongo a redactar mi carta final: ¿Soy feliz?
El amor. Ese sentimiento, pensamiento, conocimiento, juego, atrevimiento, deseo, fantasía, metáfora, vivencia, latido, ocurrencia, broma, dolor, angustia, opción, camino, pausa, búsqueda, solución, respuesta que envuelve al ser entero de solo imaginarlo y que algunos lo escribimos en poemas o cuentos salidos de un momento en el que lo tuvimos o huyó de nuestro lado.
Pensar en el amor es un proceso que lleva a encontrarse con la alegría plena o el dolor intenso cuando se aleja; plasmar en palabras todo lo vivido con otro corazón enamorado, a veces correspondido y otras, ignorado; es la más bella inspiración depositada en papel porque, como diría mi poeta favorito, “el amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable”.
En estos momentos de encierro y de pesar por la enfermedad que me aqueja, además del dolor por la pérdida de mi amado Sergio, la poesía se erige como un faro luminoso que guía al navegante a través de los mares turbulentos de la emoción humana para sanar el dolor físico. En cada verso, en cada estrofa, se entretejen los hilos invisibles del sentir de una vida plena por el amor, dando forma y voz a las experiencias más íntimas del corazón. No hay orden en la presentación, ni es un solo rostro el que la inspira; son tres momentos de mi vida: soledad, dolor y amor.
Como homenaje a cada momento que valió la pena en mi camino, ahora aquí, en este septiembre, he decidido reunir en un escrito todas las palabras de un corazón enamorado, sin saber si sobreviviré; solo pienso en no dejar en el olvido esa poesía. Lo armaré en tres partes a las que llamaré “libros” y cada uno lleva el sentimiento profundo que me embargó en su instante; es un viaje introspectivo a través de los rincones más profundos del alma de aquellos espacios vividos entre el amor y el dolor pasando por la soledad, pero todos hermosos y como terapia para mantener agradecido al ser humano que disfruta de su vida a pesar de la situación. Aquí las palabras se convierten en pinceladas de color que dan vida a los paisajes del amor, la melancolía, la alegría y el dolor, minimizando la realidad sufrida en este instante.
¡Ah! ¡No saben cómo espero con ansia el medicamento para calmar este horrible dolor de cabeza! Pero escribo y lo olvido.
Cada poema es una ventana abierta hacia la efímera belleza de la existencia, capturando momentos fugaces y transformándolos en palabras eternas de un recuerdo que cimbró al alma, porque esto hizo que mi vida valiera la pena.
Desde los susurros de la soledad hasta los gritos del universo amoroso, esta colección de versos invita a sumergirse en la riqueza poética de mi corazón, hoy vacío por la ausencia, pero alguna vez rebosante de razones. A través de la metáfora y la musicalidad, se teje un tapiz de emociones que resuena en lo más profundo del ser, de mi ser, recordándome la humanidad compartida y la capacidad de sentir latidos en cada lectura.
Debo dejar que el eco de las múltiples facetas de este corazón que escribe refleje la complejidad de mis alegrías y tristezas, mi esperanza y desilusión. Quiero encontrar en estos libros de emociones, la belleza en la imperfección, la luz en la oscuridad y la redención en el caos. Escribo y desaparece la habitación toda blanca y llena de sonidos que diagnostican que aún sigo vivo; escribo y olvido que estoy solo en la incertidumbre de esta enfermedad, solo batas blancas me acompañan de vez en cuando.
Decreto que estas líneas y recopilación serán un compañero en mi propio viaje de autodescubrimiento, de la capacidad de sentirme vivo a través de los pensamientos y sentimientos que despierten estas letras; un faro que ilumina el camino en los momentos de incertidumbre y un refugio donde encontrar consuelo en las tormentas de la vida, pero también agradecer por amar y ser amado.
Fui diagnosticado con secuelas de esta enfermedad propia de la pandemia que también se llevó a Sergio. Espero que al final de esta redacción sobreviva para publicar lo que ahora pretendo reunir en el caminar del corazón. Como herencia para quien me ha escuchado una y otra vez, he depositado todas las cartas que he escrito en aquel sofá de la sala, pero también he escrito dos últimas para el guardián de mis emociones y testigo de mi luto. Por otra parte, le he dejado instrucciones claras a mi primo Carlos sobre el destino de estos escritos: debe entregar la carta No. 16 y una más que no tiene número dirigida a Don Hernán Méndez. Sabrá qué hacer.
Por ahora solo puedo afirmar que “después del amor hay más amor” y que después de esta vida, te buscaré, amor.
Samuel Guardia
18 de septiembre de 2022