Viejos cuchillos
Cartas de hojas amoratadas
Escribir una carta puede ser la herramienta para expiar culpas, el puente entre generaciones que guardan secretos que jamás serán contados.
Pero no todas las misivas deben ser leídas en cuanto se reciben; hay algunas que, por esconder hechizos, permanecen guardadas hasta el momento preciso en que la magia de las palabras madura y pueden ser un conjuro sanador de almas.
Esta historia no es de ánimas en pena, sino de la pena que hace la suerte de vida de su protagonista.