Rosa de los vientos
Cuando Elvira Hernández Carballido era estudiante de Comunicación, en las materias de historia se reproducían, año con año, los nombres de los forjadores de la prensa nacional. Todos varones. Ella extrañaba la voz de la mitad de la población. Se preguntaba qué publicaban las mujeres mexicanas. La duda y su temperamento la llevaron por un camino que concluyó en un encierro voluntario en la Hemeroteca Nacional, donde pasó rodeada por diarios y semanarios entre 1985 y 1986.
“Cada mañana, a las 9:00 am en punto, entraba a ese gran recinto para solicitar mi material. Primero trabajé con los ejemplares de El Correo de las Señoras, después con Violetas del Anáhuac y El Álbum de la Mujer. Debido a la temática de los semanarios, muy solidariamente, uno de los trabajadores me entregó ejemplares de Las Hijas del Anáhuac”.
De aquella investigación surgió una tesis: el tipo de publicación donde no debe usarse la primera persona. Rosa de los vientos es aquella tesis contada con la libertad de una autora consolidada, de una pluma que no puede entenderse si no habla desde su personal y brillante perspectiva.