Tilicos y flacos
Esta obra —señala Marisol Castillo en su Presentación— “nos confronta con preguntas urgentes: ¿cómo construimos identidades diversas cuando el sistema insiste en homogeneizar? ¿Qué pasa cuando olvidamos nuestras raíces, cuando permitimos que la herida colonial siga marcando nuestros cuerpos y afectos? Tilicos y flacos responde desde la ternura, la poesía y el humor, recordándonos que la diferencia no es amenaza, sino riqueza; que cada niña y cada niño valen por el simple hecho de ser así, con su historia, su piel, su lengua y su memoria. […] nos recuerda que representarnos en la escena y en la palabra importa; que romper con los estereotipos no es un gesto menor, sino una acción política que salva vidas. […] más que una historia, es un llamado a cambiar la narrativa. Porque la infancia merece crecer sin violencias simbólicas ni racistas, y porque el teatro tiene el poder de sembrar orgullo, pertenencia y amor propio en quienes lo habitan y lo miran”.