Enmienda de la universidad y filosofía
En este libro, Miguel García-Baró defiende que la pedagogía puede servir “para mitigar este desastre que es volverse neciamente casi invulnerable a las enseñanzas –por más duras o por más gozosas que a veces son– de la realidad. Y ello, en todos los niveles: en la universidad, en la segunda enseñanza, en la familia y las amistades. De alguna manera cabe enseñar no el bien –este es un asunto estrictamente personal de cada cual– pero sí algunas condiciones para que sea más asequible. Hay que destruir la idea de que en la vida no hay enigmas ni misterios, sino solo problemas que las técnicas han conseguido ya vencer –o lo conseguirán próximamente–. Hay que hacer evidente que existen modos varios de la verdad y de nuestra estancia en ella. Hay que contar el eco que en nosotros mismos ha tenido la revelación de algún misterio primordial, a ver si resuena el relato en la profundidad de otras almas. Los conceptos de que se sirva para todo esto la filosofía se han de basar en la experiencia real de quien se atreva a emplearlos. Los encontrará en abundancia en las grandes obras literarias que llamamos clásicas, pero se guardará de usarlos mientras no los haya llenado de sentido vivo gracias a lo que haya aprendido de su encuentro individual con la realidad” –del Prólogo.