Las diecinueve tragedias
A diferencia de otros dramaturgos griegos, como Esquilo o Sófocles, Eurípides dotó a los personajes de las tragedias de una psicología compleja. Esto lo convirtió en precursor del drama moderno, pues sus héroes y heroínas actúan sobre todo impulsados ya no por el destino trágico impuesto por los dioses, sino por la irracionalidad, por sus emociones, por pasiones intensas y desenfrenadas, rompiendo así con la tradición de los mitos. No sólo rompió con las narrativas establecidas, al acercar las tragedias hacia la vulnerabilidad de la condición humana; incluso criticó a las instituciones sociales, políticas y religiosas de su tiempo; puso en tela de juicio la guerra, la esclavitud, la situación de la mujer y el ejercicio del poder divino, provocando una reacción dividida de admiración y rechazo en su época. Su legado ha perdurado con gran fuerza y su influencia aún resuena en la literatura actual.