Reseña

Me pregunto cuándo se contó el primer relato, la primera historia, el primer cuento. Imagino a nuestros ancestros más lejanos sentados alrededor del fuego escuchando a un anciano relatar sus recuerdos o a los cazadores describiendo los peligros del día; mejor aún, a una madre o a un padre acunando a su criatura entre brazos hablándole a su hija o hijo sobre las semillas del mundo o el rugido de las bestias. Suelen ser los adultos quienes toman la palabra y cuentan, quienes deciden qué contar y cómo contarlo, quizá es así desde el inicio de los tiempos. Por ello, este libro, producto del Writers Program de Harmony School Saltillo, y que ahora sostienes entre tus manos (o en el filo de tus ojos) es, en cierta forma, revolucionario. Aquí son las hijas y los hijos, son las infancias, quienes nos cuentan alrededor del fuego de la página las historias que habitan su imaginación: un caracol que se enamora, un niño que sobrevive a un accidente aéreo, ajolotes que salvan el día, frascos olvidados con un secreto en su interior, la peor pesadilla de los niños o leyendas de las que nunca habíamos escuchado y mucho, mucho más.

David Anuar