Reseña

Este libro es una confesión y un legado. Una memoria escrita desde las entrañas, donde la autora desnuda su historia con la honestidad de quien ha atravesado pérdidas, duelos, maternidad, silencios y renacimientos.
Con un tono íntimo y valiente, Maru Jiménez comparte su viaje de vida: la niña que aprendió a sobrevivir a base de rebeldía, la madre que amó hasta doler, la mujer que se reconstruyó cicatriz por cicatriz y la abuela que descubrió en el amor de sus nietas un nuevo comienzo.
No es solo un testimonio personal, es un espejo en el que todos podrán encontrarse. Porque habla de heridas que no siempre se nombran, de amores que transforman, de despedidas que dejan huella y de esa fuerza interior que nos empuja a seguir viviendo, incluso cuando creemos no poder más.
Una obra para acompañar, inspirar y recordarnos que la vida —con sus luces y sus sombras— siempre vale la pena ser vivida hasta el último latido.
Testamento de una mujer inquebrantable nos recuerda que la vulnerabilidad no es debilidad, sino puerta de entrada a la transformación. Una invitación a reconocer que el amor —en todas sus formas— permanece como la única herencia que trasciende.