Filosofía de la guerra
Modernidad y mundo contemporáneo
Los filósofos han escrito sobre la guerra desde que existe la disciplina. Si bien no fue objeto de grandes tratados, con Heráclito hace una entrada estruendosa en escena. Hay algunas razones obvias y otras no tanto de por qué los filósofos se interesan por la guerra. Las más evidente es que muchos de ellos vivieron en tiempos de ésta, tocando cada parte de la experiencia; pero también la guerra busca ser comprendida, e incluso, justificada; igualmente, ésta presenta al observador no pocos dilemas acerca de la muerte, la violencia y la destrucción que acarrea. De una manera sutil, los filósofos se han planteado si la moral de la guerra (en caso de existir) es de una índole especial, diferente de la moral cotidiana. También el tema bélico ha inspirado a los filósofos a pensar acerca de la acción colectiva de manera diferente a como pensamos la acción individual. Así, la guerra se percibe como algo ominoso y, al mismo tiempo, atractivo, lo que lleva a preguntarnos qué tanto tiene de nuestra propia naturaleza humana.
El propósito de este volumen es recuperar esa atípica relación partiendo de núcleos problemáticos ubicados en distintas áreas de la reflexión filosófica. Éstas incluyen la filosofía de la historia, la ética y la filosofía del conflicto. Si aceptamos que la guerra no es deseable y que, en todo caso, debería ser el último recurso para resolver un conflicto, la pregunta sería qué condiciones justifican emprenderla, cuál debe ser su alcance y cómo procurar el mal menor a la población civil. Ello implica, por una parte, precisar cuándo asiste el derecho de emprenderla (la defensa ante una agresión externa, la independencia nacional, etcétera) y, por otra, la proporcionalidad de la respuesta ante el daño infringido a la parte agredida. Esto llevaría a considerar si la guerra puede normarse jurídicamente o apelar a la contención moral de los beligerantes y menguar el daño a los no combatientes. Aunque van juntos desde los comienzos de la Modernidad, el derecho de guerra y la regulación de ésta no surgieron simultáneamente, antes bien, fue un proceso histórico bastante dilatado el que llevó a esta conjunción, la cual constituye el punto de partida de este trabajo