Reseña

José Woldenberg es un labrador y artesano de la memoria, desde sus primeros textos hasta ahora. Dice Raúl Trejo Delarbre que para Woldenberg la escritura es registro de hechos con el propósito de que el presente no pierda piso, ni cimientos. Ansiolíticos es una
compilación del periplo intelectual de un agudo observador de la vida pública, de un comentador crítico, incansable y memorioso.

Ansiolíticos es un repaso de casi una década de sucesos y debates de actualidad, así como temas relacionados con la historia, la cultura, el gobierno y, por supuesto, la democracia. En los textos de Woldenberg pueden leerse algunas frustraciones rotundas. Dice en una de sus páginas: “Parecía que en México habíamos logrado construir un piso básico de entendimiento… estábamos construyendo una casa para la coexistencia civilizada de la diversidad política… Mucho de lo edificado ha sido destruido en nombre del pueblo”; pero también algunas otras frustraciones, algunas más rutinarias y débiles, como la eterna eliminación del Necaxa del torneo de liga, el equipo de sus amores que lo ha acostumbrado a la derrota.

Si bien son conocidos los temas predilectos de Woldenberg, no escapan a su labor intelectual y a su temperamento curioso aspectos como la llamada “cultura de la cancelación”, los fanatismos, la vejez, la identidad, el cine y la literatura, analizados siempre bajo una perspectiva en favor de la pluralidad y la tolerancia. En una de las páginas de este libro nos dice:

Cualquiera sabe (o debería saber) que cuando se habla de conjuntos humanos tan grandes en cada uno de ellos hay de todo: inteligentes y tontos, trabajadores y huevones, amables y patanes, solidarios y envidiosos, pacíficos y violentos, respetuosos de la ley y delincuentes y sígale usted. El demagogo, sin embargo, reducirá esa diversidad a un estereotipo que puede ser glorificador o humillante. Todo aquel que diga los canadienses son…, las mujeres son…, los musulmanes son… invariablemente estará reduciendo un conjunto abigarrado y contradictorio de personas a un estereotipo. Esos estereotipos de las identidades son los que no pocas veces sirven para desatar las más terribles agresiones y persecuciones, que con más frecuencia de la deseada sirven para
robustecer, paradójicamente, la identidad de los agresores.

Como pocos comentadores de la vida pública nacional, Woldenberg ha dominado el género literario del periodismo de opinión. Ansiolíticos es así un compendio de imaginación y rigor, un ejercicio de intelectualidad y memoria con un sentido profundamente ético.