Reseña

Juanelo, devoto de anime, colecciones y videojuegos, lleva años con mala suerte en el amor y amistades frágiles. Su destino, sin embargo, parece estar atornillado a que la maquinaria burocrática siga funcionando sin sobresaltos… hasta que algo se rompe: el teléfono en el que había adelantado medio salario falla, y lo obliga a sobrevivir con un dispositivo limitado. Entre audífonos baratos y ratos muertos, comienza a notar un fenómeno inquietante: todo empieza a sincronizarse. Las nóminas, los avisos, los relojes, incluso el número de veces que le hablan —como si la ciudad le devolviera patrones, señales, concordancias místicas.
Mientras Juanelo intenta capear sus problemas de siempre, las coincidencias se vuelven insistentes, casi dirigidas. Lo cotidiano adquiere un ritmo secreto que lo empuja hacia una decisión que ni las previsiones más cuadriculadas podrían anticipar.
¿Está leyendo el mundo… o el mundo está leyendo en él?
Un relato retorcido —marca J. M. Sarmiento— que coquetea con lo irreal y deja una pregunta ardiendo: cuando todo encaja demasiado bien, ¿quién está escribiendo el código?