Familias numerosas
Familias numerosas
En la actualidad se está difundiendo una mentalidad, según la cual, el
tener muchos hijos sería una gran irresponsabilidad. El mundo, dicen,
está superpoblado y no hay alimento para todos. Y para que se pueda
disfrutar de un relativo bienestar y no haya niños que se mueran de
hambre, ven necesario imponer una planificación familiar a nivel
mundial. Pero ¿realmente el mundo está superpoblado? ¿Se pueden
solucionar los problemas matando niños por el aborto o con métodos
anticonceptivos?
Trataremos de responder a algunas de estas preguntas y nos daremos
cuenta de que los países ricos, que son los que imponen políticas de
control de natalidad a los países pobres a cambio de ayuda económica,
son los primeros que están pagando sus propias ideas equivocadas; pues
estos países ricos de Estados Unidos y Europa se están despoblando y, si
no fuera por los inmigrantes, se empobrecerían y se irían muriendo poco
a poco, dado que la tasa de natalidad no cubre la de la mortalidad.
Por eso, el tener familias numerosas en una perspectiva de fe, valorando
a cada hijo como un ser humano y recibiéndolo como un regalo de Dios,
es una bendición para todos. No hablamos aquí de las familias
numerosas, donde los hijos son producto de la pura biología, no son
queridos como tales y no son vistos como un regalo, sino como un
problema, y después quizás los abandonan o los hacen sufrir por la
irresponsabilidad de sus padres. Hablamos aquí, especialmente, de esas
familias que, por amor a Dios y a sus hijos, son capaces de arriesgarlo
todo, incluso la vida; y que reciben a cada hijo con una alegría
desbordante como venido de Dios y con mucho amor. En estos casos, vale
la pena tener muchos hijos, pues son una bendición para la familia, para
el propio país y para el mundo entero.