Reinventar la guerra
el catolicismo poscristero en San Andrés Timilpan
Entre 1939 y 1945, la comunidad metodista otomí de San Andrés Timilpan, Estado de México, fue objeto de una violenta ofensiva encabezada por autoridades municipales, feligreses católicos y el presbítero local Arnulfo Hurtado. Dinamitaron su templo, expulsaron decenas de familias —incluyendo recién nacidos— y negaron toda protección institucional. Los metodistas que asumieron la defensa documentaron la ofensiva católica y los sobrevivientes narraron su experiencia. De este hecho los líderes tradujeron la información como persecución religiosa, relato que pronto fue asumido por la Iglesia Metodista de México (IMM) y la integraron como parte de su memoria institucional.
El presente estudio propone una lectura alternativa: más que una persecución puntual, lo ocurrido en Timilpan forma parte de una guerra estratégica y prolongada del catolicismo mexicano contra sus enemigos simbólicos, culturales y políticos. Para 1938 la iglesia católica había abandonado la idea de utilizar ejércitos armados como ocurrió en la cristiada, pero en el nuevo escenario político-social diseñaron nuevas armas, ahora discursivas, jurídicas y comunitarias, la Iglesia católica —de la mano con el Estado posrevolucionario— redirigió sus conflictos a nivel local. En este nuevo escenario, la guerra no desapareció: se transformó, se desplazó y se encubrió bajo formas de violencia administrada y tolerada.