El hambre nunca se equivoca
El autor le ofrece a todo buen lector lo que merece: honestidad.
En ninguna de las páginas se encontrarán palabras para consultar en el diccionario, pero sí para rebuscar en el fondo de ese recoveco que los humanos denominamos alma. El hambre nunca se equivoca resulta un manifiesto de observación minuciosa sobre lo cotidiano, sobre eso que algunos consideran sólo rutina.
En cada línea, Alex descubre la complejidad de la condición humana, la degusta, la engulle y la digiere para finalmente tomarse el tiempo justo y explicarnos —de la forma más tierna posible— lo que sintió, lo que pensó, tratando de englobar los temas principales que supone aquejan a millones de personas a lo largo y ancho de este mundo: el tiempo, la libertad, la muerte, la soledad y el amor. En cada una de las páginas, el querido lector podrá estar de acuerdo o no con su perspectiva, pero aún así, le será grato descubrir que hay quienes se toman en serio la agudeza de la reflexión sin dejar a un lado los más sinceros sentimientos.