Desiertos
Desde una piedra agrietada al sol hasta un ñandú muerto cuya carne silente es devorada por un ave de los andes que en el vuelo es como la nube, como el mar que es como el desierto que es como el vuelo de un volador que atraviesa, aunque sea de plástico y made in china, parte de todo el paisaje austral que nos acuna en las montañas que son como flores en reversa, como animalitos pequeños que nunca descubriremos para nombrar en medio de la más inhóspita democracia que balbucea y desea y toca y gorjea y bisbisea
—Flavia Lima