Visibilizar el acoso sexual callejero:
Abordaje desde el arte urbano hecho por mujeres
Uno de los ejes centrales de las exigencias feministas es la visibilización y la lucha contra todo tipo de violencia de género, sobre todo en un país como México, donde ocurren en promedio diez feminicidios al día (García, 2021). Por ello, es importante visibilizar algunas formas de violencia que han sido silenciadas, ignoradas o, mejor dicho, normalizadas, pero que también ejercen represión en el cuerpo, los tránsitos, las geografías, la forma de habitar nuestros cuerpos y el contexto en el que nos desarrollamos de manera cotidiana.
El acoso sexual callejero (ASC) es una forma de violencia que sufren las mujeres y que se experimenta en la calle, el transporte público, parques, de camino a la escuela o al trabajo; se trata de una vivencia cotidiana que se presenta de manera directa o indirecta (Gaytan, 2007). Es así que los feminismos hacen un llamado a reapropiarse del espacio público, para crear otras formas de habitarlos desde la creación, el arte y la convivencia sorora para acuerparnos, respaldarnos, apoyarnos, acompañarnos y defendernos para sanarnos (Galeana, 2019). De esta manera, se le atribuye otro significado a estos espacios, viendo al arte como una herramienta y una alternativa de acción para visibilizar el ASC.
En el presente libro se lleva a cabo un análisis basado en entrevistas semiestructuradas que se realizaron a mujeres vinculadas con alguna representación artística en las calles, esto para ir construyendo en conjunto el concepto de acoso, visualizar algunas consideraciones sobre el mismo y recabar propuestas de acciones artísticas sobre el tema. Lo anterior para después describir cómo se realizaron y qué reflexiones se derivaron de las tres intervenciones hechas: un foro denominado “¡Visibilicemos el acoso sexual callejero!”, un llamado artístico y la invitación a mujeres para intervenir espacios públicos que fue nombrado como “Femininjear”. Ante un contexto con tanta violencia hacia las mujeres, se vuelve necesario hacer comunidad para que entre nosotras nos sostengamos y podamos combatir este sistema que nos tiene tan atrapadas, además de poder ser resilientes dentro de nuestros propios espacios y cuerpos.