Jasiri
Las raíces africanas de Campeche
Este libro nace del deseo profundo de rescatar y visibilizar una memoria silenciada: la de la presencia africana en Campeche. Una de las raíces menos reconocidas de la historia mexicana y campechana, la cual ha sido omitida y minimizada a pesar de su papel determinante en la conformación social, económica y cultural de la región.
Hablar de esclavitud es hablar de comercio, de leyes coloniales, de estructuras de poder, pero también —y sobre todo— de personas concretas, de resistencias cotidianas, de nombres olvidados, de vidas que dejaron huella. Desde los primeros años de la colonización y lo largo de cuatro siglos, miles de personas de origen africano ingresaron a través de puertos legales e ilegales, traídos a la fuerza a estas tierras y pese a ello, encontraron vías para resistir, adaptarse, influir y transformar el entorno que los oprimía. Fue en esta villa, San Francisco de Campeche, donde su trabajo fue esencial para levantar fortificaciones, caminos, y sostener la economía basada en productos como el palo de tinte y la caña de azúcar. También lo fueron en los espacios domésticos, donde surgieron relaciones de cercanía, afecto y violencia, y donde las historias personales se entretejieron con los procesos sociales más amplios para crear ese tejido humano, donde se mezcló la cultura y la herencia aún palpable en la fisonomía, costumbres y expresiones populares de la población campechana actual.
Esta novela histórica parte de una investigación rigurosa, pero también de un acto de imaginación comprometida. En sus páginas, doy voz a una mujer esclavizada que vivió en la villa de San Francisco de Campeche en el siglo XVI. A través de su mirada, se reconstruye la vida cotidiana, las tensiones espirituales impuestas, el dolor de la separación y la resistencia silenciosa. Su historia es, al mismo tiempo, testimonio y homenaje.
Este libro invita a mirar hacia esa historia con una nueva conciencia, a reconocer el legado africano como parte constitutiva de la identidad peninsular. La evidencia arqueológica —como los restos óseos hallados en la plaza principal de Campeche durante los trabajos de restauración del antiguo Palacio del Cabildo en el año 2000— confirma no solo la existencia de un camposanto multiétnico, sino también la profunda convivencia e interacción cotidiana entre personas de distintos orígenes.
Este trabajo es un llamado a construir una identidad más inclusiva, que reconozca el aporte africano en la historia social, cultural y humana de Campeche y de México. Porque la “tercera raíz” no es un eco lejano del pasado: sigue viva en los rostros, en la memoria colectiva, en los silencios y en las resistencias, en nuestras costumbres, en nuestra sangre, y en nuestras historias.