Vasconcelos
Su reencuentro con el Artículo 3 constitucional
Son escasos los intelectuales que, además de ganarse el aplauso por la trascendencia de sus obras o creaciones en el arte, ciencia, filosofía, hayan obtenido también el reconocimiento social o político de su país, por los beneficios aportados.
En el terreno personal, científico o social, Vasconcelos fue un hombre inconforme; pero su rebeldía no era una negación sistemática de su realidad. Ciertamente convivió en su juventud con un grupo de anarquistas, pero no lograron su adhesión en el círculo de referencia. Fue ante todo racional, comprometido con la verdad, con la vida y los problemas de su patria. Desde su juventud se mostró como adversario de los juicios maniqueos, aun en la ciencia del derecho, pues en ésta su propuesta se refirió a un derecho dinámico no estático sino una ciencia jurídica en comunicación directa con la cambiante realidad.
El título del libro que está en vuestras manos se centra en un gran episodio de su vida como lo fue la educación. Es necesario acotar desde ahora que, si bien es cierto que la educación fue su misión de mayor trascendencia, a Vasconcelos se le puede analizar también desde diferentes horizontes: literatura, sociología, historia, filosofía y política.
Desde la Secretaría de Educación Pública dió a conocer sus, criterios, propuestas, métodos, en fin, su muy particular punto de vista sobre la educación mexicana y, acaso también, de América latina.
Dos aspectos fundamentales sobresalen en su recia personalidad y ambos, fueron necesariamente estratégicos para aplicarlos en la transformación educativa de México.
El primero de ellos tiene que ver con la comprensión del derecho constitucional para formular desde ahí la primera reforma a la Constitución de 1917, pues se trataba de comprender los vacíos que dejaba el artículo 3° de 1917, referido a la libertad de enseñanza y a la limitación de ésta a las instituciones particulares y asociaciones religiosas, para participar en la educación básica. Vasconcelos comprendió de inmediato que esa libertad amplísima dejaba también al gobierno seriamente restringido para actuar en esa materia. De ahí su participación en las reformas constitucionales, de las cuales aquí damos cuenta.
El otro aspecto, también fundamental, se refiere a la oportunidad de participar , desde la educación en un proyecto de vida nacional; para tal efecto se requiere, y será indispensable siempre , que la persona que ocupe la titularidad de la Secretaria de Educación Pública, tenga, además de la experiencia de maestro de aula, ideas propias, visión social, una perspectiva del futuro para la nación y las tesis subsecuentes para lograr todo lo anterior de manera racional , científica y por supuesto, un discurso ajeno a la militancia partidista o al fanatismo político de los pensadores filo-políticos de otras latitudes, ajenos a la idiosincrasia de la sociedad en que vivimos.
Vasconcelos poseía los dos aspectos mencionados.
En efecto, para federalizar la educación en México se necesita la comprensión de un jurista, la visión de un político y el compromiso de un hombre amante de la cultura mexicana.
La federalización de la enseñanza puede considerarse como uno de los movimientos de más trascendencia para el porvenir de este país. Bajo el régimen de Díaz existía un Departamento de Instrucción pública, pero funcionaba únicamente en el Distrito Federal y en los territorios. Los estados desarrollaban sus propios proyectos educativos mientras que la Secretaría, dirigida por Baranda y por Sierra, sólo se ocupaba de la educación superior, educación para las clases altas, y no de las escuelas primarias. Existían miles de éstas, pero en opinión de los hombres prominentes los resultados obtenidos en ellas eran poco satisfactorios. Bajo el régimen de Carranza, las municipalidades y los estados se ocuparon de la enseñanza impulsados por el entusiasmo revolucionario de “el municipio libre”, pero el resultado fue que las escuelas así establecidas fracasaron en la mayor parte del país bajo la ráfaga de la revolución. Ni aún en las grandes ciudades los ayuntamientos funcionaban bien; esto aconteció particularmente en la ciudad de México, donde el Ayuntamiento, a causa de disturbios políticos, fue incapaz de sostener abiertas un gran número de escuelas.
Numerosas son las anécdotas que hablan de la vida azarosa, versátil, polémica de José Vasconcelos. Gran número de ellas tiene que ver con la narrativa de la historia mexicana; sin embargo, aquí describimos algunas -principalmente de contenido ideológico- que retratan el carácter, la difícil personalidad del filósofo, literato y educador. En efecto, fue amigo de Madero; rival acérrimo de Carranza, antagonista de Calles; denostador de Zapata; prosélito de Obregón y Adolfo de la Huerta; critico de Cárdenas y franco opositor de Almazán.
Debemos hacer notar que su vida polémica como tal se inicia con la fuerte crítica realizada al gobierno de Carranza a quien acusó de haber ignorado a la educación como gran factor de unidad patriótica.
En el rectorado de la UNAM, desde esa trinchera lanza su gran iniciativa para alfabetizar al país, pidiendo a gritos una identidad nacional a través de escuelas, maestros y libros.
Convence a los gobiernos de Obregón y Adolfo de la Huerta para establecer la Secretaría de Educación Pública y desde ahí inicia su cruzada a favor de la educación ordenando a grandes artistas que pintaran los muros de dicha Secretaría y; permitió la creación de un movimiento literario y artístico, inéditos en la historia moderna.
La mayoría de los periódicos de la ciudad de México juzgaban desfavorablemente a Vasconcelos, pues no sería para México el presidente adecuado, por vivir sus pensamientos en un plano distante de la realidad y carentes, por tanto, de aplicación práctica fructífica. Lo catalogaban más que como un simple intelectual, como a un idealista arrastrado por su propio generoso vuelo que no podía ver con precisión las lacras, las miserias, las tortuosidades largamente elaboradas en un pueblo de historia e idiosencia como el mexicano.
Las reformas y adiciones que se han efectuado al artículo 3° de 1917, poco a poco, fueron nutriéndose de las tesis educativas de Vasconcelos. Desde 1946 a la fecha, nos complace constatar que sus pensamientos en materia educativa han sido incorporados al texto constitucional.
Por eso afirmamos que de los artículos constitucionales, correspondientes al tema educativo, es decir, el 3° constitucional, con más contenido pedagógico son el de 1946 y el actual, del año 2019, pues ambos fueron incorporando las tesis educativas de José Vasconcelos, es decir, la doctrina pedagógica de la escuela y maestros mexicanos. De ahí el título de este libro: Vasconcelos: su reencuentro con el artículo 3° constitucional.