Sesgos, derecho y trabajo sexual
Actualmente no existe consenso en el mundo sobre cómo regular la prostitución. Los debates teóricos, los foros políticos, los feminismos e incluso los movimientos sociales se encuentran divididos en torno a dos principales posturas: aquella que pretende abolir la prostitución ya que la considera como una forma de violencia y opresión hacia la mujer (abolicionismo); y aquella que considera a la prostitución como un trabajo en el cual se deben reconocer y hacer efectivos los derechos laborales y de seguridad social de las trabajadoras sexuales (regulacionismo).
Sin embargo, estos dos modelos de regulación no son las únicas formas de ordenar jurídicamente el trabajo sexual. El prohibicionismo y el reglamentarismo aún se encuentran vigentes en algunos Estados y el regulacionismo debe entenderse de formas más complejas a las descritas anteriormente.
Urge colocar el reconocimiento pleno de los derechos de las trabajadoras sexuales en la agenda política, jurídica y social, aceptando que con ello debemos desechar muchos de los sesgos que harán cuestionar nuestra propia forma de entender el sexo, el deseo, el erotismo y la sexualidad. Por ello, la presente investigación pretende sumar a la reivindicación del trabajo sexual a través de analizar los distintos sesgos reproducidos a través de la sociedad y el derecho que han cuestionado el carácter legal y moral de este trabajo impidiendo que las trabajadoras sexuales ejerzan otros derechos como el derecho al trabajo, a la seguridad social, a la seguridad pública y desde luego, a sus derechos sexuales y reproductivos.
En otras palabras, este libro levanta la voz —de denuncia— sobre cómo un feminismo con fuertes cargas ideológicas conservadoras y autoritarias tiene como consecuencia la revictimización de las trabajadoras sexuales y la suplantación de su voz, misma que dista de las necesidades regulatorias que ellas exigen. El feminismo radica en abrir caminos para las mujeres, no en sustituir y callar su voz.