Reseña

Resumen
El libro es el resultado de un proyecto denominado “Crisis y crítica. Pensar en tiempos oscuros”, y conjuga las voces de especialistas de diferentes áreas de la filosofía, de las humanidades y las ciencias sociales bajo un mismo propósito: materializar en un texto colectivo la discusión y el estudio entre conceptos específicos propios del pensamiento moderno y problemas que persisten vigentes en la actualidad. Lo que denominamos imaginación crítica está inmersa, como toda la existencia humana, en lo que Hannah Arendt llamó “tiempos de oscuridad”. Y esto es una forma de expresión, una manera de enunciar la crisis de toda una época, esto es: la oscuridad acontece mediante el retraimiento respecto a lo político y lo público, que ha dado pie a un individuo moderno alienado del mundo; el ámbito público ha perdido el poder de la iluminación. Y en efecto, esto supone una crisis de los ideales de la Ilustración —como Aufklärung—, cuyos efectos directos pueden valorarse en cada existencia singular; en la vida nuda de seres humanos concretos. El primer objetivo de este libro no es otro que transitar por estos tiempos obscuros con la orientación de pensadoras y pensadores que inciden en los problemas contemporáneos, identificando tramas conceptuales de diferentes ámbitos: la filosofía de la historia, la fenomenología, la filosofía política, teoría crítica, el análisis discursivo, el psicoanálisis, entre otras.
Es de conocimiento común que la palabra “crisis” proviene del griego κρίσις (krisis) y este vocablo, a su vez, del verbo κρίνειν (krinein), que a la letra significa discernir, analizar, separar y del que se derivan κριτικός (kritikós) y κριτική (kritikē), precisamente aquellos sentidos que dan pie a la tarea de la crítica. Esta afinidad, puesta en juego ya en su etimología, ha propiciado una forma de pensar determinada tanto por la conciencia del lugar y del tiempo desde el que se habla (un pensamiento situado donde las condiciones sociales e históricas de enunciación producen conocimiento), como también por la tarea de la producción de una realidad alternativa. En suma, la singularidad de la crítica consiste en ejercitar y no sólo dar cuenta del orden o estado de cosas existente, sino en intensificar su acción frente a lo establecido, transformarlo y abrirlo hacia nuevos paradigmas. Esta singularidad del pensamiento crítico implica poner en crisis el estado de cosas imperante, producir conceptos y categorías para identificar la crisis e identificar los problemas —en la cultura y la sociedad—, incluso cuando estos, en apariencia, no se muestran en la superficie. Esta hipótesis de trabajo supone, pues, poner en juego la relación entre crítica y crisis mediante una reconfiguración permanente, mediante la performatividad continua entre la episteme crítica y la crisis como categoría temporal e histórica; como una actualidad (o “contemporaneidad”) que resulta difícil de advertir en la medida que formamos parte de ella. Entonces los tiempos de crisis son tiempos de oscuridad que requieren del discernimiento y la práctica efectiva de la crítica para transitar entre la penumbra del pasado y el presente.