La narrativa breve en México (1810-1816)
Entre 1810 y 1816, la narrativa breve se ganaría, en las
páginas del Diario de México, el Semanario Económico de
México, El Mentor Mexicano, El Pensador Mexicano, Las
sombras de Heráclito y Demócrito y la Alacena de Frioleras, el
derecho a interpretar y representar la realidad histórica
y natural de México. Para alcanzar dicha conquista, entreveró
en el español peninsular el español mexicano, agregando, en
contados textos, oraciones de la lengua náhuatl o palabras
castellanizadas derivadas de ésta. Con este español híbrido,
fundió historias reconociblemente mexicanas por sus personajes
tipo y sus escenas costumbristas, por sus protagonistas
indígenas o mestizos inmersos en los locus amoenus
neoclásicos, por sus mujeres y hombres envueltos
en románticas pasiones desmesuradas, transgresiones punibles
y anacrónicos castigos.