Mujeres de fuego y memoria
Catálogo de cocineras tradicionales del estado de Morelos
Nacieron en el fogón. Crecieron entre el picor del chile, la masa del maíz y el aroma del frijol. Aprendieron que la cocina tiene corazón. Llevan las recetas en la memoria: vienen de los antepasados y se las transmitieron sus abuelas, madres, tías y todas las mujeres de su comunidad.
De sus abuelas aprendieron que si la cocina no se hace con amor, no sabe a nada; que las prisas arruinan el sabor; que la comida se comparte; que cuando una está enojada, la comida no sale buena; que si la cazuela chilla, es porque el fuego anda bravo. Que las recetas no se roban, que al molcajete se le trata con cariño, que el barro da más sabor a los platillos y que cada uno tiene su toque porque cada mujer tiene su propio sazón. Entendieron que la comida es familia, refugio y raíz. Que se cocina con lo que da la naturaleza.
Son ellas las que nos recuerdan a los ancestros. Alimentan a los vivos y a los muertos, porque nunca olvidan los platillos preferidos de los difuntos. Son ellas las que usan el pretil y el tlecuitl, las que siguen cocinando con leña para que la comida agarre mejor sabor. Son ellas las que, si no hay recursos ni dinero, encuentran hierbas o insectos en el camino y con eso inventan una nueva receta. Nada las amedrenta. Siguen siendo fuego.